Para descubrir la verdadera finalidad de cualquier tipo de democracia, siga el rastro del dinero

Cada vez más, al realizar un pago en metálico, ya sea abonando un café o la reparación de mi coche, recibo bromas de mis amigos o miradas extrañas de las personas que se encuentran alrededor de la caja en ese momento. Parece ser, que los que hemos nacidos y sido educados íntegramente en la Educación Secundaria Obligatoria de la democracia española realmente existente, debemos de aceptar porque sí cualquier tipo de adelanto tecnológico, entre ellos el pago con tarjeta, y ya incluso con el teléfono celular, dejando el pago en efectivo como una acción reaccionaria correspondiente a un tiempo pretérito que todos los nacidos es nuestra generación debemos de dejar atrás y olvidar.

Su enemigo está en tu casa

La última Encuesta nacional sobre el uso de dinero en efectivo publicada por el Banco de España [1]recoge que en 2020, el 35,9% de los ciudadanos manifestaron utilizar el efectivo como medio de pago más habitual, algo más en los municipios de menos de 100.000 habitantes (un 37,5%). El 54,1% se decanta por la tarjeta de débito como su medio de pago preferido. Este descenso en la preferencia por el efectivo es sostenido desde el año 2014. Entonces, casi un 80% de los encuestados lo elegía como su primera opción. No obstante, aún se mantiene como el medio más usado en las franjas de población de menor y de mayor edad [2]. El informe también reconoce que un 2,5% de la población declaró que habían dejado de usar el efectivo por motivos de higiene a causa de la pandemia y que de manera muy significativa un 69,1% de los ciudadanos y un 61,3% de los establecimientos que han modificado sus hábitos, apuntan a que los mantendrán en el futuro próximo [3].

El 16 de abril de 2020 el PSOE presentó una proposición no de ley donde proponía la eliminación gradual del pago en efectivo, con el horizonte de su desaparición definitiva [4] con el fin, entre otros, de reforzar el Estado del Bienestar en su conjunto, con unos servicios públicos eficaces y consolidados, financiado con un sistema tributario revisado, moderno, redistributivo y justo. Curiosamente, los medios de comunicación se hacen eco de la noticia en junio, pocos días después de que Sánchez declara que "hemos vencido al virus"[5]. Aunque no llegó a más, un año más tarde se redujo el límite general de pagos en efectivo de 2.500 a 1.000 euros dentro de la ley Ley 11/2021, de 9 de julio, de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal, de transposición de la Directiva (UE) 2016/1164, del Consejo [6], aunque algunos medios económicos señalan que Bruselas rechaza sancionar a España por el límite de 1.000 euros a los pagos en efectivo [7].

 Para este gobierno, los ciudadanos que guardan el dinero que han ganado honradamente debajo de su cama porque no están de acuerdo con el uso que los bancos hacen de sus ahorros o las condiciones abusivas que ofrecen, en cierto modo una acción contra el sistema bancario vigente, son sospechosos de cometer un crimen. La citada encuesta señala que casi la mitad de los encuestados, un 47,9%, guarda fuera de su banco cantidades superiores a los 500 euros [8].

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Siga el rastro del dinero - Manuel Rodríguez Sancho (posmodernia.com)


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